Felino

 Soy hermano eterno

de esa noche gemela
escrita por los dioses.
Pillañ y Dongzhi
estuvieron de acuerdo
al traspasarme con la brisa
(consuelo de aquel verano);
hay un dios por ocasión
y vos te fuiste con la luna,
demasiado apresurada.
Y entonces me zambullí
en tu movimiento sombrío;
y oí una guitarra flamenca,
una extensión lejana
del andar tenaz de mis patas
y mi venganza solitaria.
Y descendí a lo lejos
a través de nuestros techos,
hacia la ventana pequeña
de cantos y comidas y alegrias.
Allí aguardaba una mano
y una lata de atún iluminada;
y tu ausencia fresca vaciando el cielo.
Y hui también de la bestia,
y fingí también la prisa:
y clavé mis frágiles garras
en todo tu rastro afilado.
No es estético, ni poético
dejar nuestras entrañas
olvidadas en el suelo,
¡pero alguna noche,
alguna noche, querida
hay que jugarse la vida!
— te dije aunque no estuvieras.
Y desde entonces
no he vuelto a despertar;
y he desterrado mis creencias.
Aunque a veces creo en ver tu sombra
cuando doblo alguna esquina.

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