INCENDIO

Cuando la calle no me engulle
cuando doblo las esquinas y no son escaleras
cuando soy probable sin ser ingenuo
me engulle un reproche inevitable
como un pecado terrible y absurdo
“no haber sido feliz”.
y cuando el escalofrío sutil y preciso
se expande hasta la nieve
acaricia las hojas, murmura al agua
alimenta peces y nubes
cuando ese escalofrío invisible
pero fundamental, me engulle
yo soy el viento
aunque recoja después la ausencia
que llora rota entre los árboles.

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